EL MAUSOLEO DE LA VERGÜENZA

Andrés García Ibáñez es pintor y director del Museo Casa Ibáñez. La AAAA acaba de concederle el Premio «Alcazaba» 2009. Nos remite un artículo sobre el Mausoleo de la Vergüenza.

 

A nuestras autoridades competentes y astutos «restauradores» les debió parecer que el Mausoleo de Abla estaba muy «viejo» y había que modernizarlo.

Lo de Abla es de juzgado de guardia; un mausoleo romano del siglo II literalmente destruido por una restauración bochornosa en la que se han gastado 328.000 euros. El edificio no tiene más de cinco o seis metros cuadrados útiles en planta; una sola habitación rematada con bóveda de arista, la más antigua de nuestra provincia. El primitivo mortero exterior – opus caementicium – que permitió al profesor Antonio Gil la exacta datación del inmueble, ha sido destruido  y sustituido por un monocapa actual, simulando un infantil despiece de cantería al modo cutre y burgués de los chalecitos que se construyen ahora los nuevos ricos. En el arranque exterior de los arcos de la bóveda se han colocado unas gargolitas-canalón como banderillas que le dan un aspecto deplorable.

 

Para tal fin se inspiraron en los modelos «vallas chalés» que hacen furor en nuestras costas mediterráneas. El resultado ya lo ven. Por sólo por 120 millones de pesetas ahora tenemos un Mausoleo Siglo XXI. ¿Son o no son competentes y astutos?

Pero no sufran porque se anuncia una nueva restauración. Se entona un timidísimo mea culpa que no busca responsables – faltaría más – y encargan ¡al mismo equipo de antes, facultativos y empresa destructora! el nuevo proyecto. Ahora son 405.000 euros. En total, si no sube la cosa, se gastarán desde que empezó el proceso de destrucción unos ciento veinte millones de los de antes. Sin miserias y con pólvora del rey; a mano armada, que se dice. Con el presupuesto en billetes morados, bien apilados, se puede hacer una nueva fábrica de cerramiento. Pero hay más; la ruina del cortijo del Fraile, del castillo de los Alumbres o del palacio del marqués de Almanzora, la paupérrima situación de los museos locales…Seguiremos.

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