El patrimonio almeriense en tiempos del coronavirus

Amigos de la Alcazaba ha presenta ‘Desde mi ventana’,  el libro en el que 56 autores nos contaron 56 historias del patrimonio almeriense durante 56 días de confinamiento total.

El acto se celebró en la terraza del Centro de Interpretación Patrimonial  en un acto organizado conjuntamente con el Área de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Almería. 

Fue un día  muy esperado, porque después de tanto tiempo y vicisitudes, ¡al fin! podíamos estar juntos. La presidenta de Amigos de la Alcazaba señaló que «este es un día que os debíamos a todos vosotros, autores y autoras, porque éste es vuestro libro. Ha sido posible gracias a vuestra generosidad y este acto es un homenaje para vosotros, aunque solo algunos podáis intervenir hoy. También es un acto de reconocimiento a la prensa almeriense, que acogió desde el principio esta iniciativa con entusiasmo e hicieron posible«.

La pandemia del coronavirus

El libro que presentamos  tiene como protagonista  al  Patrimonio  almeriense en uno de los momentos más difíciles que hemos vivido: la pandemia que llegó a nosotros como una inmensa ola destructora que arrambló con todo lo que dábamos por seguro en nuestra vida cotidiana. De pronto nos vimos confinados, apartados del mundo  durante 56 días.

Durante ese tiempo pudimos reflexionar y comprobar las cosas que eran realmente importantes, y una de ellas fue sin duda la  cultura, que acudió en nuestro auxilio con gran prontitud y generosidad. Desde nuestra casa pudimos disfrutar gratuitamente de las mejores orquestas y óperas, asistir a obras teatrales, compartir libros, visitar los monumentos, contemplar los museos más famosos… Sin la música, el cine, el arte, la lectura, aquellos días habrían sido insoportables. Pero la cultura fue también, desde el principio, una de las grandes damnificadas con el cierre de teatros, cines, museos, monumentos… y ha sido también la última en ir alcanzando esta “posnormalidad” que ahora vivimos.

En aquellos difíciles momentos, Amigos de la Alcazaba pensó cual podría ser su contribución a la cultura y a nuestro patrimonio, cómo podíamos continuar con nuestra labor que  ya se acerca a los 18 años, y así surgió el proyecto «Desde mi ventana». La idea era poder llevar la belleza y variedad de nuestro Patrimonio a todos los de manera viva, a través de aportaciones originales surgidas de las entrañas del momento que vivíamos. “Desde mi ventana”, porque las ventanas eran nuestros ojos hacia el mundo, la vía para contactar con nuestros semejantes, la metáfora de la libertad deseada, pero también eran ventanas hacia nuestro interior, porque se trataba de buscar una mirada personal sobre el patrimonio,  que significase algo especial  para cada uno de nosotros.

La «cadena patrimonialista»

Así nació Desde mi ventana.  Para cada persona significaba un estímulo, un pequeño chute de ilusión  en un momento en que lo necesitábamos mucho, porque la idea era muy bonita, merecía la pena formar parte de esa “cadena patrimonialista” que se fue formando con hombres y mujeres de todos los rincones de la provincia y de muy diversas profesiones: historiadores, pintores, profesores, fotógrafos, arqueólogos, empresarios, archiveras, investigadores, escritores, gestores culturales, guías turísticos, periodistas, arqueólogos, geógrafos, coleccionistas, policías, políticos, museólogos, médicos, ingenieros, abogados, editores… En total, 56 personas, tantos como estuvimos confinados en la primera fase del Estado de Alarma.  

Cada persona eligió libremente un elemento patrimonial, por su especial significación para ella, y nos lo acercó, compartiendo generosamente su visión personal y emocional.

Una respuesta solidaria

Si individualmente era un estímulo y una ilusión, colectivamente significaba que habíamos encontrado algo en común,  que nos importaba y nos unía a otras personas de diferentes profesiones y lugares, supuso  comprobar que se pueden hacer cosas bonitas en tiempos difíciles, que el patrimonio también podía ayudar.

Pero faltaba otra sorpresa muy agradable. Abandonando la competencia y el protagonismo, los tres diarios de papel de Almería colaboraron en este proyecto, ofreciéndonos  a diario los artículos durante los 56 días, y junto a ellos también los periódicos digitales. Y lo hicieron porque entendieron el mensaje y quisieron colaborar en algo que nos pudiera motivar y  unir en aquellos momentos difíciles, y ese algo no fue ni más ni menos que nuestro patrimonio almeriense.

 “La Voz de Almería”, “Ideal” y “Diario de Almería” respondieron  manera altruista y generosa, y lo hicieron además con unas magníficas maquetaciones y todo ello a pesar de la crisis que afecta  duramente a la economía de la empresa periodística. Y queremos destacar también a los medios digitales. “Almería Is Different”, “Teleprensa”, “Tele Almería Noticias”, “Noticias de Almería”, “La Gaceta de Almería”, “Novapolis”, “Almeria 360”, “Almería 24 Horas”, “Almería Última Hora”, “Almería Información”, “Es Radio Almería”… También algunos blogs y páginas de Facebook, como “El Indaliano”.

 

56 historias de nuestro patrimonio

Conforme se iban sumando autores e iban apareciendo los artículos, cuyos temas eran elegidos por los propios autores . De manera natural «Desde mi ventana» se había convertido en un perfecto muestrario de la enorme variedad y riqueza del patrimonio de nuestra provincia: patrimonio  cultural y natural, tangible e intangible, mueble e inmueble… Monumentos, documentos, yacimientos arqueológicos, tradiciones, paisajes culturales, sitios históricos, museos, pinturas, elementos industriales, edificios religiosos y civiles…

De todas las etapas históricas y de todas las comarcas almerienses, desde monumentos icónicos a elementos más modestos:  la Alcazaba de Almería, el Canal de San Indalecio, la Fuente  Toro de Berja,  la máquina de vapor del Barranco del Chaparral, el cuadro de Sorolla del Museo Ibáñez de Olula del Río, el paisaje cultural de Benecid, el Convento de las Puras, el Paso de la Judea de Cuevas del Almanzora, la Basílica de Oria, las Canteras Califales, el Laymún romano de El Ejido,  el Archivo Histórico Provincial, las Salinas de San Rafael de Roquetas de Mar, los Refugios de la Guerra Civil, el Santuario de Nª Sª de Gádor en Berja, el Pingurucho de los Coloraos, el Teatro Cervantes, la arquitectura de Langle, el sitio histórico de Inox, la estación de ferrocarril, el manuscrito de Ibn Játima, el Convento de San Pascual Bailón de Laujar, los lavaderos de la Chanca, el Puente de Santa Fe, el Barrio Andalusí a los pies de la Alcazaba, la Torre de los Alumbres en Rodalquilar, las fortificaciones costeras, el Cortijo del Fraile de Níjar, el Museo de la Escritura de Terque, las pinturas carcelarias del Castillo de Cuevas, el paisaje de los parrales del Valle del Andarax, las murallas medievales de Jayrán, las tumbas megalíticas de Huéchar, las pinturas rupestres de los Filabres, el paisaje histórico de Tíjola, el Camino Viejo de Almería, la Cueva de Nieles de Canjáyar, pintores como Federico Castellón y actrices como Margarita Robles, los árboles callejeros y el olivo centenario de Santa Rita, la casa nobiliaria de las Godoyas de Fondón y las casas tradicionales de Los Vélez, iglesias e imágenes religiosas, fuentes públicas y  edificios civiles, tarjetas postales históricas y tradiciones populares…

Todo ello estuvo en la prensa y hoy está en el libro. Porque desde el principio adquirimos el compromiso de que todo el esfuerzo e ilusión que aquellos artículos se materializara en algo permanente,   y no hemos escatimado esfuerzos para conseguir que se editara este libro y que además fuera algo bello, como ha conseguido llevar a cabo el diseño y maquetación de Carlos de Paz . Hay que recordar que esta edición, que ha sufragado íntegramente Amigos de la Alcazaba, ha sido posible gracias a la generosidad de nuestros asociados y asociadas, que con sus cuotas mantienen toda nuestra actividad cultural a favor del patrimonio de Almería, incluida la publicación de este libro.

Miembros de la Junta Directiva de Amigos de la Alcazaba

Desde que  acabó el confinamiento, las cosas han ido volviendo más o menos a los cauces por los que discurrían antes: los animales que habían tomado nuestras calles se han retirado de nuevo, la contaminación ha vuelto, los aplausos que a las 8 unían a los vecinos y homenajeaban a nuestros sanitarios se extinguieron hace mucho. No somos diferentes de cómo éramos antes, ni mejores. Pero haríamos bien en no olvidar la experiencia y las cosas positivas que hayamos vivido durante este tiempo, por ejemplo: Que nos necesitamos los unos a los otros: familia, amigos, vecinos; que la cultura no  es un  un adorno sino algo imprescindible en nuestra vida, que estamos mejor juntos que separados, y también que el patrimonio es riqueza, es identidad, aporta calidad a nuestra vida y que si somos capaces de aunar esfuerzos, entre todos y todas lo defenderemos mejor.

 

 

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