Casco Histórico: ni sentido ni sensibilidad

Por María Teresa Pérez Sánchez, Presidenta Asociación Amigos de La Alcazaba, y Magdalena Cantero Sosa, Presidenta Asociación de Vecinos Casco Histórico

La obsesión de cualquier acción pública es que reciba la aquiescencia de los ciudadanos. Reconocemos que es difícil, pero en esta ocasión lo han logrado. Han conseguido ponernos a todos de acuerdo, Asociaciones, Hermandades, vecinos, empresas, hasta a los turistas alzan su mirada al cielo, no para buscar sombra, sino para preguntarse… ¿esto qué es lo que es?

Todos de forma unánime estamos de acuerdo. ¿Quién y por qué ha decidido la colocación de esas farolas en un entorno tan sensible como la Catedral de Almería y el entorno de un edificio tan emblemático como el Hospital Provincial, sede del futuro Museo del Realismo Español? Ya hay quien llama a ese entorno el Gólgota Almeriense.

Son muchos los problemas del Casco Histórico y sus vecinos, y pudiera parecer un asunto menor hablar de farolas, pero se trata de una muestra más de la falta de sentido y sensibilidad que rige en el Casco Histórico de Almería, un acontecimiento que se une a la saga de ocurrencias, improvisaciones y falta de criterio para con este lugar, emblema de la ciudad y espejo en el que debemos mirarnos los almerienses, pues de aquí emerge la Historia de lo que hoy somos.

Por ello, queremos reflexionar sobre un aspecto que puede parecer secundario frente a otros de mucho mayor calado como el envejecimiento de sus habitantes y su despoblación, catálogo de edificios protegidos, limpieza, falta de espacios para que los niños jueguen y dejen que las piedras centenarias de la catedral sigan recibiendo balonazos, accesibilidad… Se trata del mobiliario urbano, esas farolas, bancos, papeleras, bolardos llamativos por la falta de homogeneidad. No existe un diseño uniforme para todo el Casco Histórico. Señalaremos dos casos destacados y muy recientes, ambos en ámbitos patrimoniales: las farolas en el entorno de la Catedral y las que han sido colocadas en el entorno del recientemente restaurado Hospital Provincial, futura sede del Museo del Realismo.

Si afirmamos que dichas farolas son poco adecuadas y feas, es fácil alegar que dicha afirmación es subjetiva, como lo son las apreciaciones estéticas, pero si recordamos el artículo 19 de la actual Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía de 2007 que se refiere a la contaminación visual o perceptiva, quizás arrojemos algo de luz, nunca mejor dicho.

Las farolas de la Catedral y las del Hospital Provincial no son adecuadas porque interfieren, distorsionan, llaman la atención, compiten, y lo que es más grave, restan protagonismo a los respectivos monumentos. Nos fijamos más en ellas que en los bienes a los que iluminan.

¿Y qué dice el PGOU de Almería al respecto, vigente desde el año 1998 (hace 25 años)? Tenemos que acudir al título 9º, capítulo 7º, artículo 9.62, que se limita a remitirnos a la legislación vigente:  la Ley de Patrimonio Andaluz que acabamos de reseñar.

El problema de fondo es el que reiteradamente señalamos las asociaciones ciudadanas, tanto vecinales como patrimonialistas: la ausencia de un Plan Integral o Especial del Casco Histórico, planeamiento que debería abordar y dar respuesta no solo a temas concretos como el del mobiliario urbano que nos ocupa, sino de manera global a los problemas que amenazan a nuestro Casco Histórico, que padece los efectos de una acción municipal carente de sentido y menos aún de sensibilidad.

 

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