Camino Viejo, camino olvidado

Desde mi ventana / 50 – Amigos de la Alcazaba

“Camino Viejo, camino olvidado”

Jesús Escámez Berenguel

Ingeniero Industrial, profesor de E. Secundaria y Técnico de Senderos FEDME y FAM

 

El Patrimonio viario no suele ser un tipo de patrimonio llamado a ser preservado una vez que ha terminado de cumplir su función. Las vías de comunicación se crean para unir poblaciones y a la vez otras nacen y crecen en torno a estas vías, como consecuencia de una situación ventajosa producida por su existencia. La manera de construir caminos prácticamente no ha variado hasta la aparición de vehículos motorizados, y a partir de ahí el destino de cualquier camino se debate entre adaptarse a las características del vehículo o permanecer en la obsolescencia como vía de comunicación menor o directamente ser abandonada en su uso.

La adaptación conlleva poder seguir utilizándola y destinar parte del Erario a su mantenimiento; por contra se pierde cualquier evidencia material de su origen, teniendo que recurrir a fuentes documentales para constatarlo. Este inconveniente no lo tienen las vías de comunicación que han quedado al margen de otras más modernas, aunque dejan de ser mantenidas a no ser que encuentren un uso alternativo.

Entre Almería y Aguadulce contamos con un caso en el que se ilustra a la perfección toda esta casuística: Fue vía de comunicación al menos desde época romana de manera constatada gracias al testimonio que nos dejaron los Itinerarios de Antonino, en los que se dice que entre los conventos de Urci y Turaniana distan dieciséis millas romanas; aunque existen indicios para pensar que su origen es prerromano.

Igualmente es muy probable que el arrabal de Urci que siglos más tarde se convirtiera en la medina de Almería creciese en torno a este camino y que el trazado a través de ella aún se conserve en coincidencia con algunas de las calles más importantes de su centro histórico.

Pero no sólo existen referencias de la Edad Antigua, en el Medievo los geógrafos Al-Idrisi y Al-Udri también nos dejaron testimonio de su existencia y de las dificultades que presentaba su tránsito, situación que se mantendría hasta finales del s. XVIII, cuando este camino disfrutó de su última mejora antes de la construcción de la nueva carretera del Cañarete en el último tercio del s.XIX, como también atestiguan otros viajeros ya en la Edad Moderna.

La reforma de este camino en el s. XVIII, por ser la última, es la que materialmente se conserva y, una vez en funcionamiento la nueva carretera éste camino fue abandonado parcialmente a su uso, aunque algunos tramos de su trazado  sí continúan y siguen dando servicio para acceder a determinados parajes y más recientemente urbanizaciones construidas en la zona. Fue en ese momento cuando este camino empezó a ser nombrado como Camino Viejo, en contraposición a la “nueva carretera” del s. XIX.

La apertura de la Cantera de Poniente para abastecer de piedras de escollera para ampliar el puerto de Almería primero o de la cantera del barranco del Cañarete para construir el puerto deportivo de Aguadulce cortaron el recorrido del Camino Viejo. Más tarde, la construcción de dos de los túneles de la N-340 y finalmente de la Autovía del Mediterráneo contribuyeron a mutilar más aún su recorrido. No obstante, el Camino Viejo sigue ahí, transitable al menos a pie en la mayor parte de su recorrido, pues los cortes producidos son puntuales y en la mayor parte de los casos existe una alternativa para salvarlos.

A día de hoy, existe un interés creciente en la sociedad por recuperar el Patrimonio material o inmaterial con que contamos, ya que el Patrimonio es una muestra más de lo que somos como entidad colectiva; y el Patrimonio Viario representado en el Camino Viejo atestigua el nacimiento de una ciudad y las seculares dificultades de comunicación con otra comarca cercana en el espacio, pero a la vez lejana en ser alcanzada.

Al interés por recuperar esta parte de nuestro patrimonio que está abandonada a su suerte se une la demanda social de contar con lugares de esparcimiento para pasear  y para la práctica deportiva, a la cual se une el anhelo particular de las vecindades de Almería y Aguadulce (o en general Roquetas de Mar) de poder estar unidas a través de una vía no motorizada. Este interés por el Camino Viejo no es ficticio: ya se han celebrado bastantes rutas en el tramo más cercano a Almería, y su Patronato Municipal de Deportes lo cuenta como un “sendero de Almería”, pero es necesario canalizar ese interés a una reivindicación manifiesta para su rehabilitación.

Existen razones de toda índole: interés patrimonial e histórico, interés paisajístico, deportivo, social y ambiental que merecerían una explicación aparte; y existen los medios y las fórmulas para materializar la recuperación del Camino Viejo, tal sólo hace falta que la sociedad almeriense demuestre determinación para reivindicar que esa materialización se lleve a cabo.

 

 

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