“LA ANUNCIACIÓN FUE EN LAROLES”, artículo de Francisco Verdegay

Publicado en «La Voz de Almería», 14 de abril de 2011

El Cortijo del Fraile, por Domingo Leiva

«La anunciación fue en Laroles. Un Ser Superior se le apareció y le reveló su destino sin  rodeos: “Serás Delegada de Cultura y pasados dos años Alcaldesa de Dalías”. Luego, con voz queda y ronca, le susurró los consejos habituales que dan los Seres Superiores a los mortales con aspiraciones. La nueva Delegada, que lo entendía todo, tomó las medidas de rigor: se puso un letrero en la frente que decía “No quiero problemas”, armó a su guardia pretoriana y se camufló de sonrisa.

 Aunque ella ocultó estas revelaciones, algunos las conocíamos, en plan laico, desde el primer momento. Por eso nos pareció un exceso sus primeras declaraciones: “Pido un poco de tiempo”. Le faltó decir: “Sólo dos años”.  Le tocó dirigir la política cultural almeriense en estos tiempos de crisis, que siempre dejan a más de uno con las vergüenzas al descubierto. Ante lo que se le avecinaba su táctica recurrente fue el “catenaccio”: echar balones fuera y dejar pasar el tiempo.

 No ha tenido coraje para defender los intereses de nuestro patrimonio, históricamente agraviado, al aceptar sin rechistar que el presupuesto de Cultura para nuestra provincia disminuyera ¡un 55 por ciento!, más del doble de la media andaluza (24%). Sin ideas, sin dinero y sin coraje su gestión ha sido un auténtico fraude para nuestro patrimonio, que ha sido literalmente secuestrado a los ciudadanos.

 El Castillo de Vélez Blanco sigue cerrado al público y la prometida reconstrucción se ha suspendido porque dicen ahora que es una catetá. ¡Que llamen a Basterraaa! El Museo Casa Ibáñez podemos perderlo, pero Cultura se lava las manos en represalia por la intolerable libertad del artista. El Cortijo del Fraile se cae a pedazos. También se desmoronan los castillos de la Cala de San Pedro y de los Alumbres, que “celebra” este año su 500 aniversario. Los Millares, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Europa, está en la UCI, atendido por una sola persona. El Centro de Interpretación “Puerta de Almería” ha sido cerrado cuatro años después de su inauguración. La Alcazaba y el Museo Arqueológico hacen cuentas para ver si este verano tienen recursos para regar los jardines o pagar el recibo de la luz.

 Un patrimonio no utilizado es un patrimonio destruido, pero nuestra Delegada ha hecho además el milagro de destruir el patrimonio reconstruido. Se la recordará como la Delegada del Mausoleo romano de Abla (que algunos han llegado a confundir con el urinario del Bar “El Pintao”) y la Muralla de Jayrán (que será la “Muralla de la Vergüenza” hasta que se restaure dignamente). El coste de ambos despropósitos,  ejecutados por el arquitecto Jesús Basterra, supera con creces todo el presupuesto de la Alcazaba, el Museo, el Castillo de Vélez Blanco y Los Millares juntos.

 Sí, ha secuestrado el patrimonio almeriense, traicionando el objetivo fundamental de nuestra Ley de Patrimonio: contribuir al acceso a la cultura. Pero también este secuestro nos priva de los beneficios económicos que genera el turismo cultural, cuantificados recientemente por el director del Instituto del Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura en hasta 40 euros por cada euro invertido.

 Los colectivos patrimoniales tenemos los mismos problemas que los ecologistas tenían hace 30 años, porque la democracia no ha llegado a Cultura. Nuestra Delegada no ha aceptado jamás ningún tipo de participación democrática en los asuntos de “su” patrimonio y con el tema de la Muralla de Jayrán perdió definitivamente el velo de la sonrisa y mostró una desagradable mueca antidemocrática. Su comportamiento, ninguneando sin pudor derechos básicos,  desoyendo el clamor ciudadano y las críticas de las instituciones más prestigiosas, dejó al descubierto su ideario de “democracia sin ciudadanos”.  No llegó a decir “¡el patrimonio es mío!”, pero actuó como si lo pensara.

 Pero la vida sigue. Han pasado los dos años y nuestra Delegada se marcha a cumplir la segunda profecía: ser Alcaldesa de Dalías. Como talismán para su victoria porta su título de Delegada de Cultura, aunque no conste que lo obtuviera con aprovechamiento. Eso sí, por una vez tendrá que someterse a la voluntad de su pueblo. Buenas noches y buena suerte».

Francisco Verdegay

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