“LA POESÍA QUE SE QUEDÓ A VIVIR EN LOS ARRABALES”, DEL POETA JUAN JOSÉ CEBA. CON MOTIVO DE LA ENTREGA DE PREMIOS DE FOTOGRAFÍA “EL BARRIO DE PESCADERÍA-LA CHANCA. PATRIMONIO DE ALMERÍA”

Juan José Ceba, miembro del jurado del Concurso fotográfico convocado por los Amigos de la Alcazaba, quiso estar presente en el acto de entrega de los premios, que entregamos el pasado jueves, a través de su hermoso escrito y de la voz de Pilar Quirosa.


(Con agradecimiento a los Amigos de la Alcazaba, a la poeta Pilar Quirosa; a quienes han participado con sus fotografías, a las personas premiadas y a las que compartieron la selección de imágenes. Y, en especial, a quienes dignifican cada día la vida en el lugar de Al-Jaud).

«Todos los barrios pesqueros de las ciudades son lugares privilegiados, que suelen ser atendidos con verdadero cuidado y mimo. Allí suelen acudir visitantes, turistas, y la convivencia de la vecindad tiene en ellos el centro de su disfrute. En todos, menos en este sitio de la antigua almadraba que es La Chanca, el milenario barrio de donde surgió Al-Mariyya Bayyanna. ¿Cómo es esto así, siendo un lugar tan impactante y bellísimo, con los miradores más espectaculares que lanzan el alma hacia la Alcazaba, la bahía o la ciudad histórica -hasta prolongarla hacia el Cabo de Gata? ¿Cómo es posible, con una población de una desbordante hermosura interior y exterior, agradecida y abierta hasta el límite?

Fotografía de Carlos Pérez Siquier

Muchas imágenes se han ido sucediendo desde que el fotógrafo Rodrigo la vio, aun con las murallas árabes que la ceñían; o Renau, en la crecida de la Segunda República (con su fotomontaje/denuncia en las Cuevas de las Palomas, titulado “Almería, camino del cielo”); o el profesor Antonio Relaño que, apasionado de la antropología, vino a La Chanca en 1936, a atrapar instantáneas de pescadores con sus nasas; o la visión del drama de sus cuevas, en 1943, por encargo del partido único. Muchas imágenes llegaron después, para el ennoblecimiento de este lugar excepcional, con la mirada creadora de Carlos Pérez Siquier y de Jesús de Perceval –ya historia de la mejor fotografía de este país.

Fotografía de Jesús de Perceval

En ocasiones señaladas, las mujeres y hombres de la pescadería, han abierto su mayor intimidad para mostrar sus fotos de familia, o lo que es lo mismo, el relato conmovedor de sus vidas. Son los haikus (de autoría desconocida) que guardan sus respiraciones. Y hay en ellas como un pequeño sismo, el temblor de estar ahí –en pequeños cartones que guardan la memoria.

Fotografía de Marina del Mar

Desde hace varios años, la frontera invisible –que era sobre todo mental- entre la ciudad y su lugar más antiguo (de la que hablaron Valente y Goytisolo) viene siendo borrada, gracias a las visitas fotográficas, en las que muchas miles de personas (cámara en mano y el alma absorta y embebida) han ido descubriendo un ámbito fascinante, donde la mayor fuerza, el culmen de su vitalidad y belleza es su propia gente. Entrar en el fondo de esa hermosura es un reto para las grandes maestras y maestros del arte de la imagen, ya que, como alumbró María Zambrano, “la poesía se quedó a vivir en los arrabales”; la poesía surge a cada paso en sus callejas que ascienden hacia el monte –si bien a veces la vemos abrazada a su dolor. Gracias por la iniciativa, y por ennoblecer este espacio de la Almería radiante con vuestra mirada limpia».

Fotografía de Javier Martínez Bravo, 1º premio del consumo fotográfico de Amigos de la Alcazaba

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