No al enterramiento de los restos tardorromanos

Amigos de la Alcazaba se opone al enterramiento de la muralla tardorromana

Considera esta decisión “un error incomprensible”, y más teniendo en cuenta “todos los esfuerzos que tanto Junta como Ayuntamiento están realizando con proyectos de futuro en la zona

A los pies de la Alcazaba y a escasos metros de su entrada se produjo en 2014 un hallazgo fundamental para nuestra historia: los restos de una muralla y torreón de época tardorromana. Se encuentran entre los testimonios arqueológicos más antiguos de nuestra ciudad y  evidencian un urbanismo romano y unas importantes necesidades defensivas anteriores a la época islámica y a la fundación de la ciudad. Antes de que Abderramán III construyera la Alcazaba, las faldas de este cerro eran romanas.

Pese a la enorme importancia de estos restos  arqueológicos, un auténtico regalo para la ciudad,  y al lugar donde se encuentran, junto a la puerta de la Alcazaba, que miles y miles de turistas visitan cada año, el Ayuntamiento ha decidido enterrarlos.

Este enterramiento evidentemente garantiza su conservación, pero invisibiliza este Bien de Interés Cultural  y elimina la posibilidad de que los almerienses y nuestros visitantes disfruten de esta página  importante de nuestra historia.

Amigos de la Alcazaba considera  esta decisión  un error incomprensible, y más teniendo en cuenta todos los esfuerzos que tanto Cultura como el Ayuntamiento  están realizando para este entorno de nuestro principal monumento, el corazón de la ciudad, con proyectos para el futuro como el Parque de la Hoya, el Barrio Andalusí del Mesón Gitano, los itinerarios del Proyecto Camina y la propia Alcazaba.

Por todo ello, en los últimos meses Amigos de la Alcazaba ha mantenido contactos tanto con la Delegación Territorial de Cultura y Patrimonio como con la Concejalía de Urbanismo para interesarse por el futuro de estos valiosos restos y manifestar nuestra opinión: que es un gran error, por el razonamiento antes expuesto,  y más teniendo en cuenta el escaso coste económico que supondría su puesta en valor, especialmente en relación con el coste millonario de los proyectos que hemos enumerado.  En todos los casos hemos recibido como respuesta  que la decisión de enterrarlos ya está tomada.

Ninguna justificación razonable explica esta decisión y sólo es explicable por la rutinaria política  de nuestra ciudad respecto al patrimonio arqueológico y su conservación.

Los restos romanos del entorno de la Alcazaba son de los más antiguos de la ciudad, son una evidencia material de la antigüedad de la historia de nuestra ciudad, desconocida por muchos almerienses, se encuentran en un lugar privilegiado por el que transitan cientos de miles de visitantes… y todo ello es más que suficiente para que sean con orgullo expuestos a la ciudadanía para su disfrute y conocimiento de nuestra historia. Esta es la filosofía de la Ley de Patrimonio Español, como consta en su preámbulo: “todas las medidas de protección y fomento que la Ley establece solo cobran sentido si, al final, conducen a que un número cada vez mayor de ciudadanos pueda contemplar y disfrutar las obras que son la herencia de la capacidad colectiva de un pueblo”. El patrimonio enterrado es, en el caso de los restos arqueológicos que nos ocupan, sinónimo de patrimonio ignorado, de patrimonio perdido, tanto para el conocimiento como para el disfrute de la ciudadanía.

 

 

 

 

 

 

 

 

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