Las canteras califales: la Junta tiene desde hace diez años un informe geológico sobre su estado

En él se explicaba su valor histórico y sus características geológicas, matizando su estado de conservación Las administraciones no encuentran ni un sólo motivo para ponerlas en valor

Canteras Califales

Las canteras califales no salen de su asombro. Llevan siglos reclamando el protagonismo que se merecen… pero casi nadie las escucha. Es inaudito pensar que otra ciudad con una excavación, cuyos materiales forjaron roca a roca un monumento de la relevancia de La Alcazaba, no hiciera nada por conservarla ni ponerla en valor. Pero en Almería puede pasar esto… y más.

Ahora, hace justo medio año, la Comisión de Cultura del Parlamento de Andalucía daba por buena la propuesta de Podemos y PSOE y se comprometía a mover los hilos necesarios para convertir este rincón de historia en Bien de Interés Cultural (BIC). El pleno de la capital también instó a la Junta a catalogarla. Desde entonces, nada más se ha sabido de esta declaración de intenciones.

Las canteras califales de La Chanca han recuperado protagonismo gracias al esfuerzo de los vecinos de Pescadería que llevan un tiempo incluyéndolas dentro de unas visitas guiadas con gran aceptación, incluso más numerosas que las que se organizan desde el Ayuntamiento a otros puntos de la capital, pues en La Chanca no hay rutas municipales guiadas, tan solo las vecinales.

Parece que el valor histórico de las canteras se acaba de descubrir en las últimas fechas, pero nada más lejos de la realidad. En 2006, los geólogos Jesús Berbel Rodríguez y José Miguel Alonso Blanco, junto al arqueólogo Lorenzo Cara, presentaron a la delegación de Cultura un expediente para la inscripción genérica de las canteras históricas de Almería en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz. El fin era encontrar una protección. Pero la respuesta no fue la espera, Cultura incluyó las canteras califales en el catálogo de Patrimonio Inmueble de Andalucía, un ‘premio’ simbólico que no establece protección alguna. La Cantera, la cueva del Tesoro y las Cuatro Cuevas abarcan un área de 6.232 metros cuadrados y un perímetro de 441 metros. La única que se encuentra en un estado decente de conservación es la del Tesoro.

Según la propia consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, los factores humanos de deterioro en la cueva del Tesoro se reducen a la suciedad y vertido de basuras mientras las cuevas-vivienda de los alrededores estuvieron ocupadas (fundamentalmente de 1930 a 1985). Cultura explica que se observan desplomes puntuales de bloques asociados a inestabilidades producidas por la existencia de planos de fractura. En algún caso, como el que se presenta en la pared septentrional junto a la entrada, este desplome se ha producido con posterioridad al abandono de la actividad.

La consejería sentencia que observaciones semejantes se pueden realizar para la Cantera-cueva de las Cuatro Cuevas. «Aquí la inestabilidad estructural fue mayor en la zona de la entrada, cuyo lamentable estado de conservación obligó a la corporación local a cerrarla y desmontar parte del terreno que amenazaba con caer sobre las viviendas modernas a principios de la década de 1990». En su análisis, la consejería explica que las amenazas, concretadas en el desarrollo de iniciativas públicas, ya sean estatales, autonómicas o municipales, que provocaran el desmonte (justificado en la estabilización de las laderas o el control de las escorrentías de vertientes), enterramiento (uso de escombreras de vertidos incontrolados) o urbanización de los antiguos lugares de extracción.

De las canteras califales nació el monumento más importante y visitado de la provincia almeriense, la Alcazaba. Estas, en forma de cuevas, se tratan de excavaciones que se abrieron con la fundación de la ciudad por el califa Abd el-Rahman III a mediados del siglo X. El entorno estuvo ocupado por fundiciones de plomo, un ejemplo insólito del patrimonio industrial de la ciudad. Por lo tanto, en el territorio se observan también las antiguas canteras que abastecieron a la ciudad de material constructivo desde la conquista cristiana al siglo XVIII.

. Ni la propia Alcazaba se libra de la desidia de las administraciones; no hay más que acercarse a las murallas del cerro de San Cristóbal, quieran o no pertenecientes al Complejo Monumental de la Alcazaba, declaradas BIC y Monumento histórico y artístico en el año 1931. Su aspecto no es digno de una construcción de tal valor histórico y menos aún cuando es el monumento más visitado de la provincia. Vecinos y colectivos ya han recogido firmas para que el muro se rehabilite, pero no hay forma. Poco importa que estas murallas formen parte de mayor fortaleza árabe de España, datadas del siglo X.

En la capital, y también cerca, otra de las reivindicaciones es el arreglo del Camino Viejo, un sendero que desde el barrio de la Chanca se comunicaba con los pueblos del Poniente y del litoral andaluz, era un vial transcurrido para los almerienses de hace cuatro siglos. En el XVIII fue ampliado para servir al transporte de carros, pero en los últimos 20 años del siglo XIX, cuando se construyó la carretera del Cañarete, que une Almería con Aguadulce, quedó abandonado . Lo mismo sucede con Las torres de fundición de plomo (conocidas en su conjunto como Fundición Heredia), que constituyen unos de los restos protegidos del siglo XIX que aún conserva la ciudad. Junto al barrio de La Chanca, se trata de unos vestigios propios de una época marcada por el intento de desarrollo económico de la provincia. La mayoría de los restos de esta fundición han desaparecido por el paso del tiempo y el poco cuidado que se le ha prestado. Aún así, se encuentran catalogados como Bien de Interés Cultural (el 7 de enero de 2004) con carácter genérico en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz. Otro de los restos más llamativos de la capital es el Cable Inglés, que lleva cuatro años esperando que se complete su rehabilitación integral, pues aunque los trabajos comenzaron, no pasaron ni de la primera fase. La antigua estación de ferrocarril de la capital es, probablemente, uno de los elementos más singulares y característicos con los que cuenta la provincia, sin embargo, no posee catalogación ninguna. o está reconocida como bien y continuamente debe ser sometida a alguna reparación por parte de Adif. Construida en 1893, en la actualidad no tiene uso alguno, salvo el de ser mirada y admirada. Así se encuentran en un estado de abandono continuo excepto cuando a Adif le da por hacer un esfuerzo y arreglar los pequeños desperfectos. En un estado deplorable se encuentra el palacio de Almanzora (Cantoria), edificio más representativo del neoclásico de la provincia. Se encuentra en estado ruinoso e incluso se le ha caído al suelo el campanario. El problema, que es de propiedad privada y no se consigue llegar a un acuerdo. Lo mismo sucede con el Cortijo del Fraile (Níjar), su propiedad no es pública, así que su rehabilitación es más que complicada, aun así, mientras la mayor parte de este se cae al suelo, se han llevado obras de remodelación en la capilla y en la torre mediante un acuerdo a tres bandas entre el Ayuntamiento de Níjar, la Junta de Andalucía y los propietarios, ejemplo que los vecinos de Cantoria reclaman para llevar a cabo obras de mejora en el Palacio del Almanzora. El Cortijo del Fraile fue testigo del llamado Crimen de Níjar que inspiró a Federico García Lorca para escribir la inmortal historia de Bodas de Sangre.

Artículo de Rafael Espino (Diario de Almería, 18-4-2016)


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